AREAS CULTURALES DE LATINOAMERICA Y EL CARIBE

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viernes, 25 de octubre de 2013

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EVOLUCION HISTORICA DE LA DEFINICIÓN DE PATRIMONIO CONSTRUIDO


 

PATRIMONIO CONSTRUIDO
Materia: Patrimonio Edificado
Recopilación Dra. Yesmín Morales H.
Septiembre 2013

La primera década del siglo XXI se ha caracterizado por una profunda transformación de las aproximaciones conceptuales al tema del patrimonio cultural construido. Más allá de contribuir al conocimiento de la historia del arte, o de ser uno de los productos predilectos de la moderna industria del ocio, lo construido encierra valores con un marcado significado social que rebasan lo puramente estético.

No obstante, (Choay, 1992) citada por (Jori, 2008),  da numerosos testimonios que dan cuenta de los decretos e instrucciones publicados por el Comité de Instrucción Pública durante la Revolución Francesa donde a los monumentos históricos se les otorga, ante todo: “un valor nacional que es el que legitima a los otros valores –cognitivo, económico y artístico por orden de importancia–, el que justifica la necesidad de inventario y el que inspira las medidas de conservación. En otras palabras, se hace del monumento histórico la memoria viva de la nación. (pág. 147)

Sin embargo, prosigue (Choay, 1992) citada por (Jori, 2008) que:

 “la toma de conciencia de la degradación del entorno que provoca la industrialización  en la segunda década del siglo XIX junto a otros factores como el romanticismo hace privilegiar el valor artístico de los monumentos, al tiempo que conduce a un refinamiento de los instrumentos jurídicos y administrativos para protegerlos…como la creación en 1830 del cargo francés de inspector de monumentos históricos y la promulgación en 1887 de la ley gala sobre monumentos históricos, con la que el Estado se dota de una poderosa infraestructura para garantizar su conservación”. (pág. 148)

Para autores como (Rivero, 1997) citado por (Azakarate, Ruiz,Santana, 2003) el progresivo ascenso de esta nueva conciencia generó en el siglo XIX el surgimiento de las diversas teorías de restauración, el restauro estilístico, paradigmatizado por E. Viollet-Le-Duc, el restauro arqueológico practicado por R. Stern y G. Valadier en los Foros de Roma o las reflexiones antirestauradoras de J. Ruskin, siempre tuvieron como destinatarios los edificios o monumentos singulares. (pág. 143)

Según (Choay, 1992) citada por (Jori, 2008), Gustavo Giovannoni en el siglo XX, fue quien halló la forma de sintetizar y superar las aproximaciones precedentes mediante el enfoque del restauro científico que la autora califica como: “el punto de llegada de la historia de la construcción del concepto de patrimonio urbano” (pág. 149). El cual introduce  la idea del respeto ambiental y produce importantes aportaciones conceptuales y metodológicas para definir la valoración de las arquitecturas menores, caracterizada por la utilización del término bien cultural  que permite abarcar un número mayor de arquitecturas, desarrollar un proceso de aplicación universal y utilizarlo como un recurso socio-económico de primer orden e imprescindible para el desarrollo sostenible de los pueblos.

Esta nueva concepción de bien cultural, lo plantea como un instrumento fundamental  para el conocimiento de la Historia social, desde una perspectiva de integración, como obra o legado del pasado en la que la comunidad se reconoce, se identifica y tiene derecho de servirse para promover su propio desarrollo, bien como objeto de disfrute, como símbolo de promoción de su propia imagen o como recurso económico dinamizador.

Por otro lado, la Carta Europea del Patrimonio Arquitectónico(1975), importante instrumento legal en el que se enfatiza la restauración integral e intervención mínima, produce en la última década del siglo XX que en los documentos internacionales se utiliza cada vez más la expresión patrimonio cultural construido como un concepto integrador de realidades diversas que no debe encasillarse, y que al contrario debe ser dinámica, pues los valores culturales son cambiantes, lo que implica que se encuentra en permanente construcción y susceptible de modificación y sobre todo, de nuevas incorporaciones.

Esta nueva concepción, permite la ampliación de los ámbitos susceptibles de ser apreciados como patrimonio cultural construido, por lo tanto al ser considera un signo de identidad y soporte de la memoria histórica  donde tienen cabida las construcciones más relevantes de todas las clases sociales, incluyendo las que siendo mayoría numérica no han tenido los medios o la oportunidad de crear edificaciones simbólicas que los identifiques.

De modo que aparte de este desarrollo histórico, ideológico, del concepto del patrimonio cultural construido como: “…el conjunto de bienes edificados, de cualquier naturaleza, a los que cada sociedad atribuye o reconoce un valor cultural ((ídem, p.), también hay que agregar el punto de vista de América Latina, según (Waisman,1991) el cual: “la vida del entorno construido tiene un papel enorme mucho más importante que el de algunos monumentos aislados los cuales poseen en medida bastante escasa los países de esta región, en tanto que poseen evidentemente toda una tradición de tramas urbanas, de tejidos urbanos que constituyen el testimonio de un modo de vida”. (pág. 25)

En Venezuela, el Instituto del Patrimonio Cultural (IPC) incorpora en el Catálogo del Patrimonio Cultural Venezolano (2004-2005), el término patrimonio cultural construido para las producciones volumétricas, espaciales o propiamente arquitectónicas, como testimonio de una cultura en particular, de una fase evolutiva de su desarrollo o de acontecimientos históricos. El mismo abarca las construcciones aisladas, los conjuntos urbanos o rurales y los sitios históricos y arqueológicos; ya sean lugares de batallas, de asentamientos, de producción o sitios funerarios. Se incluyen también las construcciones tradicionales y modernas que han adquirido significado cultural para determinados colectivos, más allá de quién sea su creador. 

Por lo tanto, conviene aclarar que el término patrimonio cultural construido está conformado por dos aspectos coexistentes: el primero corresponde a la materia física, o sea el conjunto de materiales constructivos que lo constituyen, y el segundo, al espacio arquitectónico con todos los valores que implican: el valor histórico, el estético su antigüedad o modernidad, su estilo, el valor simbólico, el valor que tiene para la comunidad en que está inmerso, o sus materiales constructivos, teniendo en cuenta que la interrelación de dichos valores son los que le otorgan carácter o sentido.